Cartas pa’ seguir viviendo: Algo cambió
Me acuso de egoísmo, pero, ¿la verdad?, de sentir mariposas si reniego. Y qué hay de esa luz entrometida, que lo único que hace es distraerme y confundirme. Le cierro completito las puertas.
Dejo que pase
el tiempo, no obstante, sé que ya está dentro de mí como patógeno que mi cuerpo
rechaza. ¿Acaso ya no basta?
Quizá pueda
dejar que este cuerpo infectado quede varado, mudar de piel o dejarlo tirado
como cascarón roto. Así podré irme corriendo, oculto entre la brisa de la
mañana, pero su efecto ya es certero. Ya es demasiado tarde para mí.
Y una de estas
noches, pese a que esté lloviendo a cantaros, voy a salir a maullar por esta
melancolía que me se hospeda en el fondo. Y juro, prometo que voy a entonar la
más dulce y dolorosa de las melodías, pa’ que me escuche a la distancia.
Porque, es a este ser adornado a quien clamo presencia, cuando cada latido hace
que brote este veneno de deseo incesante.
Ahora me
pregunto, en qué momento lo permití, si es que pude haberlo evitado. Y más me
quedo con el cuestionamiento y los brazos cruzados, a medida que me pierdo otra
vez entre ensueños de cosas imposibles.
Cómo es que
todo se torna tan suave, brillante y más colorido, como un filtro que ha reemplazado
mi vista. Y la calidez que rueda por cada centímetro de piel que estaba muerta,
mi cariño, mi veneno, la quiero compartir contigo.

.jpg)
Comentarios
Publicar un comentario