Cartas pa’ seguir viviendo: No totalmente
¿Será cierto lo que dicen? Que lo que está roto permanece roto. Si ese es el caso, cuál es el punto de reparar lo que no tiene solución ni sanación.
Estoy
convencido que todes estamos rotos, dentro, en lo profundo. Y tal como se
pierde, cuando el dolor se hace casi insoportable, aprendes a vivir con las
piezas desparramadas. No obstante, cuando algo, alguien se rompe, también
supone una liberación. Simplemente hay que darse la oportunidad.
Sonó simple,
¿cierto? Casi reduccionista. Y juro que no hay receta, porque, cuando el
corazón se quiebra y el alma se quebranta, no basta con un golpecito en la
espalda. Puede que necesites de un ejército, o una red de seguridad que va a
aliviar el golpe, pero, lo hecho está hecho.
Aunque la
figura permanezca con sus piezas esparcidas en el espacio, es la oportunidad
para abrazarlas y, desde la destrucción, dar camino a la creación.
Hay cierta
belleza en las heridas, cicatrices que nos enseñan y demuestran que hay vida,
historia en nuestro cuerpo. Memoria. Donde las cicatrices dan la fortaleza,
brindan los caminos que iluminan. Y puedo observar y apreciar la valentía y el
orgullo, que somos más que números o la perfección que nos retiene.
Acariciar las
cicatrices pa’ vivir, recordar que estoy vivo y quiero celebrar.

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