Mi amor y yo: 3.07 Pánico
    Si
se me acaban las historias para contarte, ¿cómo podría hacer que este romance
siga en vuelo? Y aunque, a medianoche, los pensamientos se me van estrellando
contra las paredes, no consigo encontrar ninguna respuesta.
Antes
había una preocupación que me picaba la mente, pero no quería admitirlo, me
decía a mí mismo: son solo inseguridades. ¿Acaso alguien puede vivir con ellas?
Como en sana convivencia. Porque, para mí, son como agua pura y fresca. Es como
que me siento ahogado si no las consumo a diario. Gota a gota, simplemente para
sobrevivir. Sin embargo, las aborrezco.
Vivía
danzando entre las dudas; si soy lo suficientemente bueno, que si alguien me
querría con la podredumbre que habitaba en mí. Pensé que así era, que era la
realidad, mi verdad. Lo que veía en el reflejo era gris, pero los años me
enseñaron a verme con más claridad. Y habría deseado una cobija, alguna mano
amiga, pero supongo que tampoco recae en los demás esa responsabilidad, solo es
la vivencia de mis emociones.
Entonces,
pensándolo bien, creo que, si se me acaban las historias pa’ contarte, si dejo
de vivir las aventuras que todos esperan que disfrute, entonces, una sola palabra
va a llevarme a otra situación y así va a empezar todo, otra vez. Hilando los
momentos.

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