Mi amor y yo: 3.09 Romántico incurable (Parte II)
    Estaba
seguro que las olas no dejarían de azotar su rabia contra la costa y aunque
deseaba huir y encontrar la tranquilidad que se me arrebató, corrí sin demora
para encontrar la razón de toda esta catástrofe.
¿Acaso
es mi corazón que está en duda o es la hambruna que siente mi cuerpo en las noches
de soledad?
Las
olas cayeron como truenos sobre el mismo árbol, pero, pese a que mis manos y
piernas no dejaban de temblar, fui de frente, desafiando el desastre y lo
abracé con todas mis fuerzas.
Quizá
me confundí, porque mi corazón anhelaba con cada una de sus partecitas frágiles.
Lo susurré tan bajito en el barquito de papel que no creí que se iría volando
hasta su destinatario. Y lo hizo.
Luego
que las olas me azotaron sin piedad, caí en pedazos sobre las arenas movedizas.
Y ya me había sucedido, lo de caer desmoronado, pero es tan sencillo como el
tiempo sacude la vida para que el alma reviva y vuelva a gritar con sus brillantes
colores.

.jpg)
Comentarios
Publicar un comentario