Mi amor y yo: 3.13 Almas gemelas (Final)

Cariño:

          Solía pensar que el romance era como un impulso, una ráfaga de energía que solo sienten los adolescentes, la juventud llena de emociones y que se mantiene como llama viva, aunque hubiese tempestad fuera de casa, de nuestra burbuja.

Pensé también que el romance se trata sobre almas que coinciden, simplemente personas destinadas a encontrarse; compartir, enamorarse y disfrutar de las aventuras y el porvenir de una nueva vida. ¿Estaré en lo cierto?

Me lo pregunto cuando reviso por última vez los varios mensajes que nos enviamos, las fotografías que te saqué cuando no estabas mirando y rememorando cada uno de los momentos que compartimos en el último tiempo. Y realmente se me hace difícil pensar que así sea, que ya no esté contigo.

Recordando nuestro tiempo juntos, me di cuenta que te encontré a ti, como también me encontré conmigo mismo, y te estaré por siempre agradecido.

Pero, lo que he aprendido en el último tiempo, en los últimos diez años, es que las almas que se juntan no necesariamente se encuentran para mezclarse y ser una sola. Ya que descubrí que tú y yo ya somos almas completas. Hemos disfrutado del privilegio, de la maravilla de dar vueltas, estar acompañados en esta vida, y han sido momentos maravillosos que quiero atesorar.

Fue una decisión, nuestra; el disfrutar y apreciar los misterios de la complicidad y compañía.

Sin duda soy un hombre afortunado.

Y te confieso que fue intenso, apasionado a ratos y, sin ninguna duda, te quiero, pero, si te soy realmente honesto, siento que se nos abrió una oportunidad única en este universo, entrelazar nuestras vidas solo para celebrar el cariño que nos tenemos, y no quisiera arruinarlo.

Ahora sé que nuestro tiempo, nuestra historia no fue sobre lujuria ni amor, porque, para mí, los hombres vienen y van, sin embargo, tú eres para toda la vida.

Siempre me he considerado un afortunado por las personas, las almas que me acompañan en este camino agridulce que llamamos “vida” y, desde hoy en adelante, cada vez que piense en ti y recuerde los momentos que vivimos, nunca dejaré de agradecerle al universo por concederme la maravilla de coincidir contigo.

Sinceramente tuyo…

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