Vida pasada: No todo es un poema de amor.


Balanceando mis pensamientos, los distraigo

de este sentimiento que me paraliza,

asaltándome,

ciervo indefenso,

en medio de la nada.

 

Las luces me hipnotizan,

en fin, fallé otra vez.

 

Es necesario evadirlo,

de vida o muerte,

refugiándome

contemplativo frente al ocaso.

Y me fundo en medio de la noche

y sus estrellas fulminantes de acuarela,

un resplandor me golpea el pecho

y enternece el corazón.

 

A veces, escribo su nombre entre dibujos de flores

para exorcizar la mente,

prohibiéndome su incesante presencia,

pero no es suficiente.

 

Es una bendita maldición gitana

por todas las cadenas que evadí,

cartas sin enviar a su remitente

al alero de la noche de San Juan,

cuando debí pedir el deseo

que de tu hechizo me liberen

simplemente te elegí... A ti.

 

Más cerquita del ensueño de tu mirada.

 

Y puede que en esta madrugada tan fría

no deba resistirme,

entregándome al deseo

que viene perseverante como las olas

sumergiéndome en tu mar que me envuelve y emborracha.

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