Vida pasada: Sonrisa rota.
Cuando el
corazón se endurece
renegado de
seguir sintiendo
es poco lo que provoca
dolor
más aún, lo que
podría romperlo,
pero sucedió.
Al tratarse del
corazón y sus heridas
es fácil
sentirse identificado con su aflicción,
esas huellas
que lucen los rostros,
pero las
reconozco en ti y en mí.
Y comprendí
que otros
corazones yacían a la deriva
solo que a uno
le florecía su espina,
mientras que el
otro solo se marchita.
No quiero
pensar que el dolor
del maltrato,
del abuso,
de la
negligencia son una sentencia.
No debemos
dejar jamás que una herida
indeleble,
permanente,
determine la
vida,
porque puede cicatrizar por nuestra valentía.


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