Vida pasada: Como magia.
Abro los ojos ampliamente para saborear la dulzura del paisaje que
se me presenta de frente, pero la dureza de la realidad me azota por sorpresa,
toda gris y serena, los rascacielos, la muchedumbre y los ceños fruncidos,
¿acaso hoy no es un buen día para olisquear el aroma coqueto de las rosas? Todo
sentido se va perdiendo con el pasar de las horas.
¿Y si estoy perdiendo mi tiempo? No parece una pregunta, más bien, es
una aseveración; del aburrimiento y las quejas constantes de la rutina. Y es así
como me escondo entre libros de John Grisham, apartándome un ratito de lo que
me rodea y luego imaginando un lugar distinto, un misterio envuelto en un
acertijo, como en una historia de amor. Y cuando nada se termina y solo se
transforma, tal como en esos sueños que acumulo en el desván.
Y ya no quiero ocultarlos, imaginando qué sería si un día les
cogiera la mano con valentía y les diera vida a todas aquellas historias de
demonios y amores no correspondidos, un solo romance que perdura al paso del
tiempo, y la comunidad que se entrelaza a la ternura de los abrazos que nos
damos solo porque sí, y es que la vida puede ser tan gris sin sueños que
cumplir.
Entonces, cada día invento un nuevo sueño, otras locuras que
susurran mis pensamientos, de otras vidas y otros maestros, como un pequeño
capitán perdido en el espacio y que anhela volver a su hogar. Como un guardián,
protector de la puerta al inframundo, atrapando demonios y dejando de lado su
vida normal. O escribiendo algunos poemas tontos que nadie más que yo va a admirar.
Solo quiero existir con mis sueños que me reciben con los brazos
abiertos ante un mundo incierto que me niega un tiempo para dedicarles y
manifestarlos. Por qué dudo de hacerlos realidad, si me hacen tan bien flotando libres por el cielo los quiero ver.


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