Vida pasada: Dejarme amar.


Creo que para amar no se debe temer

y me rehúso a temblar,

a cagarme de miedo,

porque no puedo entregarme, dejarme caer.

Y no puedo reprimirlo ni evitarlo.

Cómo lo hacen los demás para librarse,

comprometerse,

de solo pensarlo me dan retorcijones

creyendo que eran mariposas guiándome,

sin embargo, no puedo dejar de cuestionarme:

¿y si nunca he amado?

Recuerdo haber querido con premura,

danzado con locura

cada vez que acariciaste mi pelo

y me llamaste tu cariño,

entre susurros en mi oído.

Mi memoria no me engaña

y siento que mi corazón fue una tormenta

incontenible cuando me rompiste,

pero otro abrazo fue más que suficiente

para serenar los intensos vientos del norte.

Y juro que los quise, a todos,

los quise a cada uno de los que se me cruzó en el camino,

una fuerza sobrenatural que destruyó todo a su paso.

Los quise a rabiar, pero

¿y si no fue amor?

Cómo luce, cómo se siente,

cómo sabré si es amor lo que me ha iluminado,

cuando siempre viví tras los grises de su sombra.

Ahora me entrego como pétalos marchitos

uno a uno desfalleciendo

al despedirse la primavera

cayendo entre sus dedos

y extasiado me siento

de acariciar tu piel morena.

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