Vida pasada: Primer encuentro.


Los días pasan ligeros

y todos llevan tan bien su rutina

que soy el único que está despierto

con los ojos bien abiertos

ante un mundo cubierto

de la neblina que no deja de ahogar la ciudad.

 

A veces no me doy cuenta

y ando como hoja que se la lleva el viento,

voy

de lado a lado

meciéndome sin voluntad.

 

Como quien dice:

“no hay nada nuevo bajo el sol”.

 

Me agarro con fuerza del pasamanos

y me subo a la micro como siempre

iniciando un nuevo día

y la mañana se siente tan fría y mezquina

quitándome el gusto y el tacto

me siento tan distante de las caricias

cuando el sol ni abriga.

 

Parecía que nadie podía romper

el silencio ensordecedor de los días

hasta que dimos vuelta la avenida y,

a través de mi ventana,

tu figura se deslumbró ante mis ojos.

 

Solo fue un instante,

quizá menos que un segundo,

pero todo se movió

en cámara lenta

tu cuerpo oscilante

y me quedé perplejo

ante la maravilla de tu piel morena.

Y aunque mi mirada te tomó una fotografía

para conservarte vivo en mi memoria

tus colores se difuminaron

hasta terminar el recorrido.

 

Irrumpiste tan solo un momento

con la delicadeza suficiente para dibujarme una sonrisa.

 

Ahora me quedo con el palpito alborotado

y esperanzado de encontrarnos otra vez

en esta vida pasajera.

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