¿Alguna vez te has enamorado? - Tiempo al tiempo.


Pensé haberte visto en un sueño anoche, luciendo tus alas de seda y una sonrisa que se agrieta como vasija rebosante de bellas flores. Y te escuché aleteando a lo lejos, profundamente dormido en un sueño dentro de un sueño, vacilante, navegando sobre arenas movedizas. ¿Y cómo habría de confiar?, si no hay certeza ni alegría, ni una sola garantía de que esto es real.

Luego, te pregunté si escuchaste el estruendo que vino bajo mi pecho, asustado, como miles de pura sangre galopando a la orilla de la playa, y las olas constantes y estrellando a rabiar sobre las rocas, pero me calmaste cantándome con el susurro del viento, su caricia que amaina el más doloroso de los pesares y, nuevamente, te perdí de vista.

¿Podrías parar por un segundo? Maldigo a lo alto del cielo por un respiro, un instante de quietud entre lo efímero que puede preceder la existencia tan ínfima y frágil, conmoviéndome con el sol luminoso que se refleja sobre el mar, ¿acaso habrá otra forma de amar?

Los latidos son rápidos e inciertos.

Y, plácidamente, pestañeo y pestañeo para atraerte a la red de mis cabellos, ondas en las cuales puedes posarte por un segundo o toda la eternidad, si así lo quieres, pero tú y yo sabemos que lo que tiene un principio también nos lleva a su final. Entonces, cuando me visites en los sueños en los que vivo despierto, profundamente existiendo, procura cautivarme con tus alas suaves de terciopelo y prometo permanecer presente, en este preciso momento.

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