¿Alguna vez te has enamorado? - La pena de estar contigo (Parte II)


Por qué siento que otra vez he sido yo quien nos negó el cielo.

Pude haber escondido la mano después de tirar la primera piedra, luego de clavar el último clavo al ataúd de nuestros sueños, pero quería que supieras que fui yo. Con mis ojos teñidos de rojo y con ímpetu por decir la última palabra, quería que supieras que fui yo quien nos arrebató lo más hermoso.

Con la mirada vacía, te mantuviste callado y tomaste tus palabras, guardándotelas como municiones, provisiones que usarías para una próxima temporada. Y así nos sorprendimos con lo rápido que bajamos de la nube más alta, cuando nuestro destino era seguir surcando la tempestad a través de los siete mares, cayendo por los nueve ciclos del infierno, sin ningún horizonte a la vista.

Cuando nos llegue la hora, lo único que nos quedará por hacer es rezar nuestras plegarias.

Voy a cerrar los ojos y lo diré bajito. A susurros. Voy a pedir clemencia por tu karma y el mío, a cualquier poder superior. Porque este mal podría durar más de cien años.

Ojalá todo fuera diferente.

Quisiera que mis palabras fueran dulces y serenas, que mi mirada estuviera cautivada solo por tu rostro y que mi corazón fuera nuestro mayor aliado, pero tampoco quería seguir traicionándome.

Tú por mí. Y yo por ti.

Ya se me desangra el corazón con cada daga que me clavé en tu nombre. A cada madrugada. Cada una de ellas dirigida a ese vacío que llamamos amor, pero lo resguardaste con tu hipocresía.

Ya no puedo más.

Quisiera que todo hubiera terminado como lo teníamos planeado, igual como lo imaginamos aquel día en la playa, al alero del atardecer, cuando nos besamos y sentíamos que todo era posible, cuando el mundo estaba rendido a nuestros pies. Pero me tocó interpretar nuevamente al verdugo y cerrar por fuera la esperanza de este amor que se nos escapó por la ventana. Sin embargo, es tan astuto que se convirtió en un espíritu que va a seguir acechándome por el resto de mis días.

Y estoy dispuesto a recibirlo en mis noches más oscuras. Así será menos dolorosa la compañía de tu recuerdo que otro día bajo tu mirada incisiva, reprochando, culpándome por mi falta de querer.

Comentarios

Entradas populares